Muchos historiadores del arte y muchos analistas pictóricos realzan la figura del gran pintor aragonés como un de los primeros «fotoperiodistas» de la época que le toco vivir, sus grabados sobre la guerra de la independencia transcurrida desde 1810 a 1815 nos desvela lo que se le llamaría los desastres de la guerra, en esta serie tan cruel, Goya nos relata visualmente la atrocidad de la guerra y el comportamiento humano en una contienda bélica, sus grabados bien pueden asemejarse a las fotografías e imágenes que observamos de una contienda violenta, en cualquier periódico avergonzándonos de la condición humana y despertándonos de algún modo el ansia por mejorar este mundo.
Francisco de Goya y Lucientes observó con gran atención y estupor como una guerra producía la sinrazón humana, y con ello las pesadillas mas insospechadas, eso le hizo inmortalizar estas escenas en una serie de grabados que son patrimonio universal histórico-artístico y que le dan el «titulo» por muchos del primer fotoperiodista de la historia, pero sin cámara claro está. No obstante este atribuimiento viene del trabajo y comportamiento parecido al de los fotoperiodistas que captan las escenas mas crudas en una contienda para dar a conocer al mundo de una manera real y comprometida lo que ocurre, Goya actuó de igual manera realizando unos 82 grabados de aguatintas y aguafuertes en una serie mencionada anteriormente como «Los desastres de la Guerra» denunciando igualmente el sinsentido de la guerra y sus consecuencias devastadoras, un mensaje universal que hoy en día realizan dichos reporteros y que hace de Goya, un fotógrafo sin cámara fotográfica.
Aun así, no es un título basado y otorgado por un capricho momentáneo de algunos, si miramos con detenimiento la obra de este grande de la pintura, veremos como sus composiciones y trazos novedosos por aquel entonces destrozaban cualquier estudio estético de la época, para mi, Goya es el primer pintor surrealista y si me apuráis abstracto de la historia sin desmerecer a El Bosco en cuanto a surrealismo, pero la mirada del aragonés va mucho mas allá que la simple composición pictórica, sino que la construcción de muchas de sus pinturas, tanto lumínicamente como compositivamente, marca una acentuada construcción fotográfica, esto es, atrevimiento en desajustes del momento en las que fueron creadas y la determinación sin tapujos de utilizar recursos lumínicos inventados que nada tienen que envidiar a la utilización de posibles focos en un estudio, sin ir mas lejos, podríamos poner de ejemplo el cuadro de los fusilamientos del 3 de Mayo, en donde vemos, como un detenido y condenado a fusilamiento abre las manos con una marcada camisa blanca que llama el punto de interés sin tapujos, además este punto se acentúa con un candil grotescamente grande que ilumina la escena como si fuese un foco cinematográfico, en otra obra suya, en el cuadro de los garrotazos, detrás de uno de los sujetos existe una luz de ocaso que centra el punto de interés de una forma casi anómala.
No obstante y terminando esta pequeña entrada y opinión, si hay un cuadro que realza a Goya como un fotógrafo fuera de la época, es sin duda «El Perro» esta obra poco conocida de el, me puso los pelos como escarpias cuando la descubrí, pues entender ese mural en una época donde el arte estaba trazado con lineas inquebrantables es difícil. Una obra extraña e inquietante, donde un sujeto al que solo se le ve la cabeza aparece de entre la nada rompiendo un espacio homogéneo y negativo, creando una atmósfera de colores neutros y realzando soberbiamente la soledad tan buena y mala al mismo tiempo, una obra que hoy en día estaría dentro de las ultimas tendencias de la composición fotográfica y claro está del abstractismo cercano a Tapies y Barceló. Una obra pintada sobre la pared de su residencia en Madrid llamada la quinta del Sordo y atribuida a su serie negra por esa gama de pigmentos oscuros que la hacen tan especial.
Locura o no del autor, la obra «El Perro Semi-hundido» es un hecho y estoy completamente seguro de que esto demuestra a todos que Goya tenia una visión fotográfica cuando este elemento o disciplina no existía, además esta obra, bajo mi teoría, la encuadro en un estilo propio del autor del cual no quería que nadie conociese por no tacharlo de mas loco si cabe, lo demuestra que fue pintada sobre la pared de su residencia en Madrid y mi esperanza fantasiosa me hace desear, que algún día podamos descubrir una colección de cuadros escondidos en algún barracón con un estilo parecido a «El Perro» cual maleta mexicana de Robert Capa.